Dijo una vez Edward J. Smith, y se le hundió el Titanic.
Y a nosotros nos puede pasar lo mismo, si no baja la soberbia, porque nadie le puede recriminar a un “lider” de escuchar a sus colaboradores o a su mismísimo Jefe.
Por lo tanto si lo primero que hace el DT de la Selección después de retornar a sus obligaciones, es salir a la defensiva en lugar de hablar de la Selección, deja por sentado que las versiones que corren son ciertas. Y que si le sugieren jugadores, si es por el bien de “todos” quien le puede decir algo nadie.
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